Crepúsculo
Besandote la nuca,
besandote la nuca,
durmiendo tu resaca,
pelo negro hecho de latidos
pelo negro hecho de latidos
acribillando a la locura.
Tus pies en el agua helada
Tus pies en el agua helada
sauces y serpientes de cienaga dorada
adornando el paisaje de alcohol brillante
y dolor de tiniebla en el crepusculo.
Besandote la nuca,
besandote la nuca blanca
pelo negro de la noche
más negra que un verano ciego infinito.
El murmullo de la bestia,
El murmullo de la bestia,
perfumando mi ola que vuelve a su hogar
y un viento homicida
y un viento homicida
golpeando los cristales de tu ventana
en la ciudad de las caderas rotas
Besandote la nuca,
besandote la nuca,
besandote la nuca
así me quedo yo.
Sida para tu herida
Con un cuchillo salió de tu vientre y ahora
el aborto está aquí,
en esta felación. Su viscosa cabeza y
mis manos conjuntadas
parecen el higado de la muerte. Yo estoy escupiendo
miles de besos
derrumbando todo los edificios del estado. Del
tubo de escape de mi coche nacerán las nubes que nos harán
millonarios.Con un cuchillo salió de tu vientre y ahora el aborto
está aquí, en esta felación. Lloverá oro
y el asfalto se volverá rojo, los gritos
de terror llenaran el universo
con la sinfonía más bella. Volveremos
entonces el y yo y coseremos tu herida con hilo de baba roja de enfermo
de sida.
Verano
El amor tiene dos agujeros ciegos por ojos,
tiene rabo como un diablo de broma
y se afeita a puñetazos, imaginate su
rostro,
sus brazos son largos como carreteras llenas
de vaches
y coches muertos, el amor come directamente del
ojo de tu culo
y bebe los restos de los vasos que van dejando
todos los enfermos por la historia.
El amor camina como el ser humano que pidió
la peor paliza aunque no tenga piernas sino alones
de cuervo. Huele a vómito de mudo porque
el amor nunca ha reido o llorado
y fuma y fuma.
Incienso
Resina tibia entre los dedos que acarician la
boca roja del amor
y un cielo azul como la muerte. Ella se llamaba
Tinta, el se llamaba Incienso. Tinta escribía su historia dejandose
la carne entre las uñas de los camioneros, entre las uñas
y la piel más débil de loshombres oso-perro
Incienso amaba a Tinta. Viviía en un primer
piso, era carpintero y tallaba su cara de niña en cualquier madera,
en cualquier astilla que pasara por sus venas. Resina tibia entre los dedos
que acarician la boca roja del amor
y un cielo azul como la muerte. Tinta terminó
sus días en el servicio de aquel bar en ese verano de abandono cojo
tan seco como el terror en julio del 88. Los trenes siguen sonando y las
culebras no dejan de robar nidos, el sigue viviendo en el primer piso perdió
su cuchillo y desde entonces no talla ninguna cara de niña en ningún
sitio, está encerrado en su cama para siempre, duerme intensamente
la fiesta de su rutina y cuando despierta bebe vino hasta volver a caer
en ese sopor profundo donde está su Tinta abrazada a el eternamente
en sus sueños. Resina tibia entre los dedos que acarician la boca
roja del amor y un cielo azul como la muerte.
Rascacielos
Hay un rascacielos en tus labios
creo que es infinito
el corazón no me cabe
voy por el primer piso.
Grajos
Perdices, un violador rondando el pueblo
la luna hecha trizas y una lluvia cortada por
la mitad..
Un barco hundiendose en la televisión.
La dulzura y la red de una araña pescando
besos
a decenas de kilometros del rascacielo del nichociudadano.
Grajos, un violador rondando el pueblo.
Las discotecas mareando, las botas perdiendose
sudor frio al alba y el amor levitando
un abrazo como si fuera el último, te
querré siempre.
Urracas, mediodía, un violador rondando
el pueblo
un coche en el espejo de la carretera, el sol
hecho pedazos.
Un hotel de cinco estrellas abandonadoinvadido
por vagabundos extranjeros. Miradas infernales de familia en huesos..
Globos de sangre ante agujas de hielo.
Mediatarde. Despertar, una caricia infinita.
Están las botas, brazos suaves y colores
fieles.
Todo acabó.
Cuervos, un violador rondando el pueblo.
Eden
Puedes escribirme aquí al paraiso
y lograr una entrevista con el vacio.
Todo cabe pero no hay nada.
Otra mirada y te romperélas gafas de una
patada Angel.
No eches más monedas en mi boca, desaparece.
Y aquí al lado pasa un lobo y me llama
por mi nombre
justo cuando un cuchillo me llueve en la cara,
y no puedo ver mi sangre negra como tu pelo
o las nubes como la luna.
Puedes escribirme aquí al centro del Edén
donde todas las sábanas tienen espinas
y los locos están enterrados en los frutos
de los árboles.
Aquí estaré siempre no esperandote
sólo amándote, sólo callando
tu nombre de noche.
Gasolina
Este es el verde cantar de la historia
del hombre feliz gritador de granizo rosa.
He rociado mis sábanas con gasolina
y allí estoy pensando y pensando quiero
dormirme
con un cigarro en la mano.
Quiero soñar con las flores más
estúpidas.
Quiero tumbarme en las nubes bobas
empaparme con las cataratas cristalinas
de un paisaje tonto y vivir otra vez
una explosión de coma en el silencio.
Quiero tocarte. He rociado mis sábanas
con gasolina
y allí estoy pensando y pensando quiero
dormirme
con un cigarro en la mano.
Quiero soñar contigo y oler el aroma del
sueño
hasta que el fuego lo queme y su humo lo lleve
hasta tu cama que también está
ardiendo
chamuscando mi alma
Edad
Cada segundo es un latigazo en los ojos.
Te atropellará un camión el año
que no viene.
Los meses son los proxenetas de las pesadillas.
Ambulancia
El cielo rosa y las nubes rosas prepararon el
accidente
y en la ambulancia íbamos en extasis
Fumando. Cantando a gritos. Y dando palmas.
Los huesos partidos entrechocaban como
maracas vacías agrietadas. Tomando estimulantes para el dolor acompañados
de vino.
El cielo rosa y las nubes rosas prepararon el
accidente, y en la ambulancia, la sangre hacía de cada
uno de nosotros un cuadro abstracto. El techo era oscuro, y la música
de la sirena era
como una rumba de discoteca para nuestros
oídos mimados y mareados. Los ojos eran pelotas de ping-pong pintadas
por la sarna domada.
El cielo rosa y las nubes rosas prepararon el
accidente.
Ganando tiempo rellenábamos los formularios
de la seguridad
social, entre pinchazo de nolotil y trago
de vodka ahogado por la enésima pregunta del policía ebrio
que nadie supo como entró allí.
El cielo rosa y las nubes rosas prepararon el
accidente.
Allí estábamos, a 180 por hora
en la carretera de Andalucía, haciendo eses en dirección
contraria en una ambulancia llena de golpes provocados por la alambrada
divisoria, con el conductor esnifando algo y el copiloto dándose
bienestar con la aguja. Con una enfermera borracha semidesnuda excitándonos
y pidiéndole un baile a mi amigo en medio de la tormenta nocturna
decimotercer aniversario del diluvio nacional. El cielo rosa y
las nubes rosas prepararon el accidente.
Dos ruedas pinchadas, la reserva de la gasolina como única
luz fiable, la calefacción estropeada, los retrovisores rotos y
un retablo humano fiel a la tercera Guerra Mundial de andar por casa con
las zapatillas llenas de cuchillas y de ortigas librando una batalla de
sobredosis de suero efervescente y fosforescente. El cielo
rosa y las nubes rosas prepararon el accidente.
Y en la radio de la ambulancia sonaba a todo volumen "sobre el arco iris"
cantado por Los Rivero como si fuera una nana del fin del mundo.