Javier Corcobado siempre nos recibe en su casa del modo más
amable posible.
En un ambiente en el que cuadros con el rostro de Jesucristo,
fundas de viejos
discos de Camilo Sesto y figuras del "fascinante" Spock de Star
Trek conviven sin
problemas, uno de los artistas españoles más inquietos,
carismáticos e inteligentes
se dispone a escuchar nuestras preguntas y, por supuesto, a contestarlas
con una teatralidad
que raya en lo sincero, sabiendo que estamos vendidos de antemano.
Conoce nuestra debilidad hacia su obra, desde Mar Otra Vez hasta
sus LPs en solitario,
pasando por Demonios Tus Ojos y hasta un single de poemas que
conservamos como oro
en paño en un lugar privilegiado de nuestra colección
de fetiches pop. Sabe, por supuesto,
que nuestro apellido se debe a una de sus canciones ("Malsoñando",
del albúm "Tormenta
de Tormento"), y que una vez le situamos en la portada de nuestro
fenecido fanzine, junto a
Babes in Toyland y los Cranes. Por eso intuimos que esta vez
Javier no se ha traído la
lección bien aprendida, y que sus respuestas estarán
un poco más distanciadas que de
costumbre de su archiconocida fórmula (las mismas respuestas
para todos los periodistas,
sea quién sea -aunque, ¿de quién será
la culpa?-). El motivo de esta entrevista es la
publicación de un nuevo trabajo de Corcobado y los Chatarreros
de Sangre y Cielo, otro
paso más, más cerca que nunca del definitivo, en
una carrera que fulmina prejuicios y se
niega a repetir esquemas más de lo necesario.
"Arco iris de lágrimas" (DRO,95) no es el psicodrama que
a algunos fans nos cabría
esperar, sus textos ni siquiera participan del tremendismo
agónico de "El sudor de la pistola
13", su último libro. En realidad, las catorce variadísimas
canciones de este disco gozan de
una atmósfera bella y cortante, tierna y desgarradora,
y dan una nueva definición de lo que
es el romanticismo, ése que te besa dulcemente mientras
te arranca la piel a tiras.
"Dientes de Mezcal", "Realidad", "Querido cielo", "Diamanda"
o "Si tu no me quieres" son
posiblemente algunas de las mejores composiciones de Corcobado
en toda su carrera, y si
añadimos a esto la sensación de contínua
sorpresa de temas como "Déjame ver tu lado
débil", "Catorce" o "Flores de lágrimas",
no nos cabe la menor duda de que estamos ante
su trabajo más completo y más complejo, el
de perfiles afilados.
Y no sabemos por qué, también el más acogedor,
el más humano, ayudado a veces por la
voz de Ana Díaz, siempre entre la aspereza y la suavidad,
el arrullo y el matiz compungido.
"Arco iris de lágrimas" nunca mira al oyente por encima
del alma, sino que de su corazón
parecen crecer dos suaves brazos que te tientan, te dan la bienvenida
y te clavan algo
hermoso. Acaban recordándote que hay un mundo -ahí
fuera y aqui dentro- que necesitas
vivir. Te contagía. Rebosas.
Y allí estamos nosotros, rebosados por su magnetismo,
pero también rebosantes de
preguntas frente al hombre que nos llegó a confesar una
vez en voz baja que es incapaz de
poner un disco de vinilo sin ayuda porque no sabe cómo
funciona su equipo estéreo. La
misma persona que se atreve a desmitificarse haciendonos ver
una de sus apariciones
televisivas en una cadena local, en la que hizo un incrible playback
de "Desde tu herida"
acompañado a los instrumentos por cuatro ancianos de aspecto
-e interpretación- delirante.
El mismo que nos hace llorar de risa al ponernos
un documental de los años setenta cuyo tema central es
Raphael y su impacto sociológico
en la España de entonces, con apareición estelar
de El Cordobés y sus teorias sobre el arte,
Frank Sinatra y los Beatles. No parece que le importe el desparrame
y la carcajada, aunqu
seguro que muchos de sus seguidores se lo imaginan descuartizando
seres humanos y
clavando sus corazones en estacas, o siempre al borde de una
sobredosis de emociones.
Corcobado: tatuada en su pecho aparece la palabra "estrella".
Empecemos con tu nuevo disco. ¿Cómo fúe el trabajo
en estudio con Suso Saiz?
Toda la preproducción, incluyendo los
arreglos básicos, la hicimos Corcobado y los Chatarreros. Suso hizo
la producción con Ana y conmigo. La mayor aportación de Suso
es la introducción de unos ambientes que él llama "hypnotics"
y que consiguen que la canción no descanse sobre el silencio sino
sobre una base musical. Descubrimos de Suso que es más radical de
lo que se puede pensar y apoyaba nuestras propuestas aunque fueran cosas
que teóricamente no deben hacerse, como grabar "feedbacks" a gran
volumen, emplear taladradoras, o utilizar frecuencias que cualquier ingeniero
consideraría molestas. Éste es nuestro disco más excesivo
o quizá en el que hemos cometido más excesos.
¿Y crees que éste es también
tu trabajo más ambicioso?
Artísticamente no estoy seguro, lo
que sé es que es en el que más he trabajado y en el que he
pedido a todo el mundo -desde Javier Aramburu hasta Suso Saiz- que dieran
todo lo que tenían dentro. Es el más versátil, pero
sobre todo es el más espurio y además creo que tiene el lenguaje
"chatarrero" como hilo conductor. Ninguna canción estilísticamente
pura; no hay ni un bolero ni un tal ni un cual.
Mucha gente escuchará "Déjame
ver tu lado débil", mirará la portada que te ha hecho Javier
Aramburu y creerá que te has apuntado al baile...
Estupendo, me parece maravilloso que la gente
se deshaga de sus ideas preconcebidas sobre mí. En esa canción
queriamos mezclar a Boney M, Leonard Cohen y Killing Joke. El resultado
ha quedado más cerca de "First We Take Manhattan" que de otras cosa,
con un oco de Boney M y lo de Killing aflorando de vez en cuando. Es un
atrevimiento por nuestra parte entrar en el terreno de la música
disco, a pesar de que yo ya lo había pisado, de forma más
marciana, con la versión maxi de "Miercoles cercano al infierno"
que hicimos en Mar Otra Vez . Al final, la
única etiqueta que podemos aplicarle a la canción es la "disco-chatarra".
Además, hay posibilidades de que la canción salga de segundo
single con una remezcla de Fangoria y otras que aún no hemos decidido.
Es una cosa que nos apetece mucho hacer.
Decir esto en una entrevista no es muy profesional,
pero pensamos que éste es tu mejor LP desde "Tormenta de Tormento"...
Sí, coincido con vosotros. Éste
es el primer disco en mi vida que pude escuchar sin problemas al día
siguiente de grabarlo, y ahora escucho "Adios respirar" y estoy escuchando
a mi grupo favorito: Los Chatarreros de Sangre y Cielo en 1995. Creo que
esta canción en concreto cubre un espacio que no ha cubierto nadie
más. tenemos un lenguaje propio, y creo poder decir eso sin rozar
la vanidad.
Musicalmente sigues trabajando con los Chatarreros,
mientras que en cuanto a las letras tus únicas colaboraciones han
sido en "Ritmo de sangre", con la utilización de un texto de Jose
Luis Moreno-Ruiz, y en tu nuevo disco, adaptando el poema "The Rapist"
de Stephen Dunn. ¿Son las letras algo tan íntimo para ti?
Sí, son algo muy íntimo. Jose
Luis Moreno-Ruiz es uno de mis escritores favoritos, y me ha influido de
muchas formas. En cuanto vi "De noche" decidí incluirla en el disco,
porque no era un poema, sino una canción, y además en la
época de "Ritmo de sangre" yo iba muy corto de material. Naco Laguna
también ha colaborado conmigo. Escribe bastante bien, y de hecho
compuso gran parte de la letra de "Chatarra de sangre y cielo". Pero lo
más curioso son los "fans" que se acercan a mí dandome letras
y poemas para que yo los cante. Con la de Stephen Dunn lo que pasa es que
es de lo más íntimo y personal que he hecho nunca. En este
momento me siento más cómodo tocando canciones de mis artistas
favoritos. me voy a montar una banda de versiones que toque en la sala
Morocco cosas de Suicide, Tom Waits, Jobim, Leonard Cohen...
¿Y qué criterio sigues para decidir qué textos
serán poemas, cuales canciones propias y cuáles canciones
para otros?
-Las canciones más mimadas son las
mías, en las que me empleo a fondo. Los poemas son más como
actos fisiológicos, como la necesidad de sacarte algo rápido,
aunque algunas cosas las escribo en la servilleta de un bar y luego los
limpio o los ensucio a posteriori, con más elaboración. En
cuanto a las canciones para otra gente, depende mucho de para quién
sea. Con los Esclarecidos y "La mala rosa" lo di todo porque quería
recompensar su fidelidad, pero a gente como Danza Invisible el único
respeto que les tengo es que se suben a un escenario; eso para mi
siempre ha significado algo.
Has mencionado antes a Leonard Cohen. ¿Te ves encima de un
escenario a su edad?
Me parecería algo increible llegar
a la edad de Leonard Cohen con esa elegancia... Cohen es lo más
que se puede aspirar en muchos aspectos, con esa capacidad tan natural
de emocionar al público con su voz, practicamente quieto. Aún
me faltan nueve años, pero si llego a los cuarenta y soy capaz de
hacer algo así, seguré cantando con mucho gusto. Yo en el
escenario hago lo que siento y no me creo capaz de llegar a los cuarenta
dando saltos y tirándome al suelo como ahora. A veces acabo un concirto
y mis amigos me dicen: "Has estado a punto de matarte". Pero es todo real,
yo no podría hcer como Nick Cave, que da la impresión de
que lo tiene todo calculado y sabe cuándo se tiene que tirar, casi
como en una coreografía. Iggy Pop, por ejemplo, está estupendo,
pero hace el ridiculo; la gente de las filas de atrás alucina con
su forma física y sale con ganas de verle otra vez, pero si estas
delante, con los focos, ves a un hombre de cincuenta años haciendo
el ridículo y sientes pena. Pero yo a Iggy Pop aún lo defiendo
porque luego pones la tele y ves a Mick Jagger o a Keith Richards y lo
único que siento son ganas de doblarme y empezar a vomitar.
En tus últimas entrevistas has recalcado
tu condición de artista de directo. ¿Es un sentimiento reciente?
No, en absoluto. Mi primer contacto con la
gente fue en un concierto de 429 Engaños, y desde entonces hasta
ahora no han cambiado mis motivaciones. Al comienzo, los pasos por los
estudios eran tan efímeros que casi ni me enteraba, así que
yo siempre he estado en esto para tocar. Una de mis mayores ambiciones
es grabar en directo desde el mismo estudio, con una gran orquesta acompañándome,
aunque supongo que tendría que ser fuera de España. No quiero
morirme sin cumplir ese sueño. Lo que nunca haré es grabar
en directo con público delante. Esa clase de discos son repulsivos,
siempre acaban sonando a "Rock & Rios".
¿Crees que España es un pais
que trata bien a sus artistas?
No, en absoluto, me parece que es justamente
al revés. Éste ha sido siempre un país de toreros
y pintores. Algún cantaor de flamenco también, pero puntualmente.
Ahora creo que ya ni pintores porque hay poco interés en el arte.
En Europa se está volviendo hacia la derecha y hacia la creación
de una policia internacional que defienda esos valores. Aquí estamos
como con Franco. El poder prefiere que la gente se divierta con fútbol
o toros porque son actividades de entretenimiento pero que tienen unas
reglas de las que no se puede salir. Siempre me ha repugnado el concepto
de arte subvencionado.
Pero cuando te contratan a nivel privado...
En ese caso es mejor, aunque ya no sabemos
si nos llaman porque les gusta nuestra música o porque hay negocio.
Los Chatarreros somos rentables en ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao,
Valencia y algo por Galicia. Además, a veces nos llama gente que
sabe que va a perder dinero, como en Villena (Albacete), donde no creo
que cubrieran los gastos y ya nos querían cerrar otra fecha. O como
nuestro promotor mejicano, que nos invitó a dos "tours", uno acústico
y otro con la banda al completo, que tuvieron éxito en locales medianos
y, claro, si tienes que pagar el viaje a México a seis personas
es imposible ganar dinero. Pero eso son cosas casi de mecenazgo.
Mucha gente ha dicho que te va a favorecer
la moda de los cantautores. ¿Te consideras un cantautor?
En el sentido estricto lo soy, porque canto
lo que compongo, pero no me identifico con el término e incluso
la palabra suena horrible. Cuando hablas de cantautor te imaginas a un
tipo con una guitarra cantando canciones sobre ciertos temas delimitados
que todos ya conocemos. Las etiquetasson buenas cuando uno se las inventa,
o cuando sirven para divertirse, como un juego. Así yo puedo sentirme
cantautor en el sentido en que lo es Alan Vega. Pero el caso es que hay
etiqurtas como la de maldito, que pueden hacer mucho daño a un artista.
¿Nunca has sentido la tentación
de sacar un disco ocultando tu lado más inaccesible? Me refiero
a algo así como un mini-LP con "Desde tu herida", "Dientes de mezcal",
"Enfermo de ti", "Carta al cielo"...
Me encanta que las consideréi mis canciones
más comerciales, pero no lo entiendo en absoluto. Las letras de
esas canciones son muy duras, durísimas, de echarse a llorar. Mucho
más duras que "Malsoñando", "Yo seré tu cancar" o
"Muere-Mata". Además "Dientes de mezcal" es terrible, cuando tuve
que grabarla en el estudio me eché a llorar y tardé un rato
largo en recuperame.
¡¿Cómo?! Pero si en la
última entrevista que hiciste para RDL le dijiste a Diego Manrique
que ya estabas insensibilizado respecto a tus canciones, que cantabas de
todo...
Bueno, si no me insensibilizo puedo acabar
como Concha Piquer, llorando cada vez que salgo al escenario, y eso es
algo que no quiero. Lo que pasa es que, aunque yo soy muy folclórico,
intento buscar trucos para evitar que ciertos pasajes de letras me traigan
recuerdos de escenas o lugares que me hacen llorar. Tienes que protegerte.
Vale, pero volviendo a lo de antes, con lo
de comercial nos referimos a que el público agunta mejor las letras
duras que los sonidos duros. Si mi madre pasa cerca de mi estéreo,
prefiere oir "Desde tu herida" que "Canción pequeña II".
Hombre, lo que pasa es que la mayoría
de las madres tienden a memorizar la letra sin darse cuenta de lo que dicen;
creo que mi público presta atención a las letras y las intenta
comprender. Mi público es muy diferente, sobre todo el que viene
a los conciertos. Lo que ellos prefieren son las canciones que me permiten
hacer surf por los monitores y acabar en el suelo dando volteretas.
Ya, y a lo mejor ése es el púclico
que cree que tú eres una especie de loco. ¿Crees que los
artistas necesitan el desequilibrio? ¿Te consideras una persona
equilibrada?
Yo conozco el límite entre mis equilibrios
y mis desequilibrios, lo cual implica una cordura constante. Yo sé
diferenciar entre la locura como actitud (utilizada de forma sincera o
falsa) y la locura como enfermedad, que no tiene que ver con el arte. Sé
lo que digo porque yo enfermé de locura una vez, y estando loco
es imposible crear porque eres un enfermo. Si creas estando enfermo, tu
obra no es real. Yo no busco autorealizarme, ni buscarme a mí mismo,
ni entender mejor la religión ni nada en concreto. No busco la verdad
en grandes letras de art decó, ni la verdad de la hoz y el martillo
en gran escultura de hojalata. Sólo busco cosas como mirar las caras
del público en las primeras filas y ver a alguien conteniendo las
lágrimas. Les miro y digo: eso es verdad.
Y, entonces, ¿qué diferencias
ves entre mentir e interpretar?
no me gusta que un cantante me mienta, pero
sí que me convenza de algo que es mentira. los artistas que se dicen
buenos son siempre los peores y los que se dicen malvados son siempre los
más tontos. Lo que pasa frecuentemente es que, al final, ésos
que intentan mentir acaban diciendo la verdad sobre ellos mismos, aunque
no lo sepan.
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