Ritmo de Sangre



 
 
 
 
 
 
 

El corazón de tu cabeza

Venus del verde rio verde,
desnuda entre cañas.
Tu velo vuela y tu cabello flota
mientras tu te hundes en el lodo de la gloria.
Tus pechos hacen con mis nervios
una guitarra de sangre
bonita hirviendo
y con mi corazón un tambor.
Pom, pom, pom.
Camarera, un oporto, 
que quiero recordar el mar. 
No soy monedita de oro,
no soy monedita de oro.
El veneno late en tu cabeza, 
pero hay algo de balleza presa en ti.
Cerebro-corazón-alma.
Maldito equilibrio, enferma oración. 
Me besas, te beso. Dormidos en alas de mar. 
Bienvenido al mundo, muchacho, 
bésalo y destrúyelo, bésalo y destrúyelo.
Sucesos:
Una pareja de recien casados
muere aplastada, al salir de la iglesia, 
por 15 toneladas de arroz.
Un fiscal fallece en una operación 
de cambio de sexo 
al intentar implantarle
los genitales de un elefante.
Dormidos en alas de mar 
mascando la dolorosa miga de la razón.
Navidad navega en nuestras venas
y los latidos son cerdos de amor. 
Esta canción es un explorador.
¿Puedes descorrer los oxidados cerrojos 
de las puertas de tus sentidos?
El explorador también hace el amor.
Amén, amén, amén, amén.
 

Cruz de respiración

Tatuado, tatuado, tatuado
tu aliento en mi hombro derecho.
Tatuado, tatuado, tatuado
mi brazo en tu vientre; 
y sube la luz y toca el cielo. 
Tatuado, tatuado, tatuado 
el nombre de una nube en su pecho.
Tatuada, tatuada, tatuada 
piel de la huella durmiendo;
y se enciende la llama del amor.
Tatuada, tatuada, tatuada 
tu tristeza y tu sonrisa en mi sueño; 
y sangre pura inunda mi corazón 
en la cruz de nuestra respiración.
 

Dos corazones

Dicen que la perla tiene dos corazones,
uno late rápido, el otro lento
haciendo doble música en su cuerpo. 
Dicen que la perla tiene dos corazones, 
uno muy grande y otro pequeño, 
color de amapola fundiéndose dentro. 
Blanco y azul sueño. 
Carne de luz naciendo. 
Dicen que la perla tiene dos corazones
uno de brisa y otro de viento, 
dos ritmos de sangre en mi pensamiento. 
Dicen que la perla tiene dos corazones, 
dos trombones, dos bombones, 
la tierra mojada regala su aliento.
Blanco y azul sueño. 
Barco de flor riendo.
 

De noche

De noche hay fiebres que muerden un sueño negro, 
y hay hospitales que curan tu enferma alegría.
De noche hay lunas que rompen cuchillos de agua, 
y hay luces verdes con ruedas de plomo en tus pasos.
Pero también hay espejos que claman en uñas pintadas,
rasgando con grima el liguero de tus esperanzas.
Pero también hay trozitos de paz en tu alma
que hacen rebelde la dulce invasión de los pies que te andan.
Amor te espero junto al viento
cortando palabras con dientes teñidos
de rabia y de besos. 
Amor te aguardo en las esquinas 
con ojos y puñales pergeñando
nuestra defensiva. 
La noche nos lleva de largo corridos de angustia
a ese confín de silencio apretado de prisas,
allá donde sobran los sueños y las buenaventuras 
para descarnar un imperio de angostas locuras; 
A ese lugar de donde no se vuelve limpio, 
a ese lugar de donde no se vuelve esperanzado.
Amor te espero junto al viento 
para rompernos el cuerpo
en la última hoguera. 
Amor, te aguardo en las esquinas
para quebrarnos el alma 
en la despedida.
 

Adios estrellas del dolor

Y cayeron las estrellas
olvidando a la noche, 
dejando agujeros de tela de araña.
se cayeron las estrellas 
de la noche en tus manos
para salvar mi morir,
para salvar mi morir. 
Se cayeron las estrellas 
de la noche astillada 
dejando al cielo sin su exaltación de plata,
tejido de hermosear l
os azulejos de tu mirada, de tu mirada. 
Y cayeron las estrellas de la noche
pintando las uñas que te pertenecen,
haciendo un brillar que nunca podré olvidar. 
Y cayeron las estrellas del dolor 
volcando en tu mirada de nuevo el color.
Y cayeron las estrellas del dolor 
volcando en tu mirada de nuevo el color.
 

Cicatrices en el cielo

Andando por el filo de un cuchillo 
el dolor es un ángel desarmado.
Bebiendo de la copa del diablo 
el arco iris es un desgraciado. 
Hay cicatrices en el cielo, 
cicatrices en el cielo que duelen.
Andando sobre el carbón del amor
la sangre es un triste pasatiempo.
Andando sobre el carbón del amor 
la sangre es un triste pasatiempo.
Pero cuando mis perlas 
salpican tu cara,
mi respiración es una nieve brillante 
y cuando tu voz se acerca a mi voz,
las cicatrices del cielo desaparecen. 
Las cicatrices del cielo ya no llueven. 
Ya no llueven, ya no llueven, ya no llueven.
 

Quemaba Roma Nerón

Quemaba Roma Nerón
y lloraba de belleza su corazón.
Y por los amortiguadores se filtra el agua 
del paraíso del sosiego, punta de clavel.
En nalgas se divide el pensamiento humano,
escocido por arroyos de ánimo ensortijado
y alcoholizado bajo el cristo gitano. 
Sin velos cruzan las balsas verdes 
las lágrimas turbias de cocodrilo borracho 
al borde del atardecer del atravesar el cráneo 
un pene de bronce infectado de cal de sal 
por la noche de visillos quemados 
por el fuego de un dragón de sueño 
hecho realidad.
Sobre una alfombra de pestañas rizadas
de mujer taconea el sol estival, 
mientras una negra brillante,
como escultura, clava tornillos
con una piedra 
alrededor del esfinter 
de su mesías atolondrado, 
formando así un círculo,
resplandor del opaco día primero 
de su juventud cosida. 
Quemaba Roma Nerón
y lloraba de belleza su corazón.
Al arrastrar tus pies arañados
por la estrella, 
beso tu piel de tambor contaminado, 
enlazado a tu espalda como el viejo del mar,
y el mundo es un mapa de carcajada enhiesta, 
es decir, de penas y sacrifícios 
encorbatados de demonio. 
Están fritos los cabos de costa ajena 
cuando el piano te muerde bien
con sus dientes negros.
Este es el color del fuego que te buscaba,
el color que aúlla y se retuerce sodomizando 
al pulso de belleza poblado hasta la frontera 
de aguijones sobreenvenenados de nieve fiada.
Escupe ya tu corazón por la boca 
antes de que tus colmillos se dirijan 
en procesión hacía él para desgarrarlo 
como el cristal que está cortando tu cuello ya!, tu cuello ya!. 
Quemaba Roma Nerón
y lloraba de belleza su corazón.
 

Hiel de recuerdos

Saliva de azúcar como un torrente 
entre la nieve azotada por el sol. 
El mundo en sus pupilas 
sesgando recuerdos de azul bruma.
Amarga hiel de recuerdos
abrazo tu pensamiento 
y mis dedos resbalan en mí 
porque ya no puedo tocarte.
Ojos y labios, párpados y dientes
dulces tridentes siembran mi suelo
donde ya no hay melancolía, 
sólo la inmensa agonía de tu lejanía.
 

Berrido de corazón

Pescando penas con hilo de baba
en la gris ensenada.
Sacando ensaladas de yedra durmiendo,
los roces pequeños sienten su mirar 
de alcoba maltrecha en memoria deshecha
del nudo del hombre del buen suspirar. 
Latido y latido,
enjambre de aceite,
colores de alba 
en roto cantar.
Borracho de ti, borracho de hiel.
Ojos saltarines brincando en saliva,
serpientes de lumbre en el recordar.
Tesoros sin nombre, perlas sin collar,
la muerte tropieza contigo al andar.
Le das puñetazos, golpes de martillo 
y rodando, rodando, rodando se va. 
Planta un crucifijo en la arena de mi, 
absorbe tus besos como un alacrán
con pompas, gusanos y bragas de pan.
Canción de avería en el seno nasal,
100 kilos de nalgas en el respirar; 
1000 litros de sangre para navegar, 
oscuro el silencio de tu despertar. 
Canción de avería en el beso fecal, 
100 dedos de mano en un camión;
1000 dedos de alambre para toquetear 
el precioso berrido de tu corazón.

 

demonios tus ojos 
agrio beso
 tormenta de tormento
 boleros enfermos.I
arco iris de lágrimas
boleros enfermos de amor vol.II
 diminuto cielo
letras