Entrevista extraida del Factory Nº8 (octubre-diciembre 95),
realizada por Jesús y Victor Malsonando



 
 
 


 Javier Corcobado siempre nos recibe en su casa del modo más amable posible. 
 En un ambiente en el que cuadros con el rostro de Jesucristo, fundas de viejos 
 discos de Camilo Sesto y figuras del "fascinante" Spock de Star Trek conviven sin 
 problemas, uno de los artistas españoles más inquietos, carismáticos e inteligentes 
 se dispone a escuchar nuestras preguntas y, por supuesto, a contestarlas con una teatralidad 
 que raya en lo sincero, sabiendo que estamos vendidos de antemano. 
 Conoce nuestra debilidad hacia su obra, desde Mar Otra Vez hasta sus LPs en solitario, 
 pasando por Demonios Tus Ojos y hasta un single de poemas que conservamos como oro 
 en paño en un lugar privilegiado de nuestra colección de fetiches pop. Sabe, por supuesto, 
 que nuestro apellido se debe a una de sus canciones ("Malsoñando", del albúm "Tormenta 
 de Tormento"), y que una vez le situamos en la portada de nuestro fenecido fanzine, junto a 
 Babes in Toyland y los Cranes. Por eso intuimos que esta vez Javier no se ha traído la 
 lección bien aprendida, y que sus respuestas estarán un poco más distanciadas que de 
 costumbre de su archiconocida fórmula (las mismas respuestas para todos los periodistas, 
 sea quién sea -aunque, ¿de quién será la culpa?-). El motivo de esta entrevista es la 
 publicación de un nuevo trabajo de Corcobado y los Chatarreros de Sangre y Cielo, otro 
 paso más, más cerca que nunca del definitivo, en una carrera que fulmina prejuicios y se 
 niega a repetir esquemas más de lo necesario. 
 "Arco iris de lágrimas" (DRO,95) no es el psicodrama que a algunos fans nos cabría 
 esperar,  sus textos ni siquiera participan del tremendismo agónico de "El sudor de la pistola 
 13", su último libro. En realidad, las catorce variadísimas canciones de este disco gozan de 
 una atmósfera bella y cortante, tierna y desgarradora, y dan una nueva definición de lo que 
 es el romanticismo, ése que te besa dulcemente mientras te arranca la piel a tiras. 
 "Dientes de Mezcal", "Realidad", "Querido cielo", "Diamanda" o "Si tu no me quieres" son 
  posiblemente algunas de las mejores composiciones de Corcobado en toda su carrera, y si 
 añadimos a  esto la sensación de contínua sorpresa de temas como "Déjame ver tu lado 
 débil", "Catorce"  o "Flores de lágrimas", no nos cabe la menor duda de que estamos ante 
 su  trabajo más completo y más complejo, el de perfiles afilados. 
 Y no sabemos por qué, también el más acogedor, el más humano, ayudado a veces por la 
 voz de Ana Díaz, siempre entre la aspereza y la suavidad, el arrullo y el matiz compungido. 
 "Arco iris de lágrimas" nunca mira al oyente por encima del alma, sino que de su corazón 
 parecen crecer dos suaves brazos que te tientan, te dan la bienvenida y te clavan algo 
 hermoso. Acaban recordándote que hay un mundo -ahí fuera y aqui dentro- que necesitas 
 vivir. Te contagía. Rebosas. 
 Y allí estamos nosotros, rebosados por su magnetismo, pero también rebosantes de 
 preguntas frente al hombre que nos llegó a confesar una vez en voz baja que es incapaz de 
 poner un disco de vinilo sin ayuda porque no sabe cómo funciona su equipo estéreo. La 
 misma persona que se atreve a desmitificarse haciendonos ver una de sus apariciones 
 televisivas en una cadena local, en la que hizo un incrible playback de "Desde tu herida" 
 acompañado a los instrumentos por cuatro ancianos de aspecto -e interpretación- delirante. 
 El mismo que nos hace llorar de risa al ponernos 
 un documental de los años setenta cuyo tema central es Raphael y su impacto sociológico 
 en la España de entonces, con apareición estelar de El Cordobés y sus teorias sobre el arte, 
 Frank Sinatra y los Beatles. No parece que le importe el desparrame y la carcajada, aunqu 
 seguro que muchos de sus seguidores se lo imaginan descuartizando seres humanos y 
 clavando sus corazones en estacas, o siempre al borde de una sobredosis de emociones. 
 Corcobado: tatuada en su pecho aparece la palabra "estrella". 
 
 

Empecemos con tu nuevo disco. ¿Cómo fúe el trabajo en estudio con Suso Saiz? 
Toda la preproducción, incluyendo los arreglos básicos, la hicimos Corcobado y los Chatarreros. Suso hizo la producción con Ana y conmigo. La mayor aportación de Suso es la introducción de unos ambientes que él llama "hypnotics" y que consiguen que la canción no descanse sobre el silencio sino sobre una base musical. Descubrimos de Suso que es más radical de lo que se puede pensar y apoyaba nuestras propuestas aunque fueran cosas que teóricamente no deben hacerse, como grabar "feedbacks" a gran volumen, emplear taladradoras, o utilizar frecuencias que cualquier ingeniero consideraría molestas. Éste es nuestro disco más excesivo o quizá en el que hemos cometido más excesos.
 

¿Y crees que éste es también tu trabajo más ambicioso?
Artísticamente no estoy seguro, lo que sé es que es en el que más he trabajado y en el que he pedido a todo el mundo -desde Javier Aramburu hasta Suso Saiz- que dieran todo lo que tenían dentro. Es el más versátil, pero sobre todo es el más espurio y además creo que tiene el lenguaje "chatarrero" como hilo conductor. Ninguna canción estilísticamente pura; no hay ni un bolero ni un tal ni un cual. 

 
Mucha gente escuchará "Déjame ver tu lado débil", mirará la portada que te ha hecho Javier Aramburu y creerá que te has apuntado al baile...
Estupendo, me parece maravilloso que la gente se deshaga de sus ideas preconcebidas sobre mí. En esa canción queriamos mezclar a Boney M, Leonard Cohen y Killing Joke. El resultado ha quedado más cerca de "First We Take Manhattan" que de otras cosa, con un oco de Boney M y lo de Killing aflorando de vez en cuando. Es un atrevimiento por nuestra parte entrar en el terreno de la música disco, a pesar de que yo ya lo había pisado, de forma más marciana, con la versión maxi de "Miercoles cercano al infierno" 
que hicimos en Mar Otra Vez . Al final, la única etiqueta que podemos aplicarle a la canción es la "disco-chatarra". Además, hay posibilidades de que la canción salga de segundo single con una remezcla de Fangoria y otras que aún no hemos decidido. Es una cosa que nos apetece mucho hacer. 

 
Decir esto en una entrevista no es muy profesional, pero pensamos que éste es tu mejor LP desde "Tormenta de Tormento"...
Sí, coincido con vosotros. Éste es el primer disco en mi vida que pude escuchar sin problemas al día siguiente de grabarlo, y ahora escucho "Adios respirar" y estoy escuchando a mi grupo favorito: Los Chatarreros de Sangre y Cielo en 1995. Creo que esta canción en concreto cubre un espacio que no ha cubierto nadie más. tenemos un lenguaje propio, y creo poder decir eso sin rozar la vanidad. 

 
Musicalmente sigues trabajando con los Chatarreros, mientras que en cuanto a las letras tus únicas colaboraciones han sido en "Ritmo de sangre", con la utilización de un texto de Jose Luis Moreno-Ruiz, y en tu nuevo disco, adaptando el poema "The Rapist" de Stephen Dunn. ¿Son las letras algo tan íntimo para ti?
Sí, son algo muy íntimo. Jose Luis Moreno-Ruiz es uno de mis escritores favoritos, y me ha influido de muchas formas. En cuanto vi "De noche" decidí incluirla en el disco, porque no era un poema, sino una canción, y además en la época de "Ritmo de sangre" yo iba muy corto de material. Naco Laguna también ha colaborado conmigo. Escribe bastante bien, y de hecho compuso gran parte de la letra de "Chatarra de sangre y cielo". Pero lo más curioso son los "fans" que se acercan a mí dandome letras y poemas para que yo los cante. Con la de Stephen Dunn lo que pasa es que es de lo más íntimo y personal que he hecho nunca. En este momento me siento más cómodo tocando canciones de mis artistas favoritos. me voy a montar una banda de versiones que toque en la sala Morocco cosas de Suicide, Tom Waits, Jobim, Leonard Cohen... 
 

¿Y qué criterio sigues para decidir qué textos serán poemas, cuales canciones propias y cuáles canciones para otros? 
-Las canciones más mimadas son las mías, en las que me empleo a fondo. Los poemas son más como actos fisiológicos, como la necesidad de sacarte algo rápido, aunque algunas cosas las escribo en la servilleta de un bar y luego los limpio o los ensucio a posteriori, con más elaboración. En cuanto a las canciones para otra gente, depende mucho de para quién sea. Con los Esclarecidos y "La mala rosa" lo di todo porque quería recompensar su fidelidad, pero a gente como Danza Invisible el único respeto que les tengo  es que se suben a un escenario; eso para mi siempre ha significado algo. 
 

Has mencionado antes a Leonard Cohen. ¿Te ves encima de un escenario a su edad? 
Me parecería algo increible llegar a la edad de Leonard Cohen con esa elegancia... Cohen es lo más que se puede aspirar en muchos aspectos, con esa capacidad tan natural de emocionar al público con su voz, practicamente quieto. Aún me faltan nueve años, pero si llego a los cuarenta y soy capaz de hacer algo así, seguré cantando con mucho gusto. Yo en el escenario hago lo que siento y no me creo capaz de llegar a los cuarenta dando saltos y tirándome al suelo como ahora. A veces acabo un concirto y mis amigos me dicen: "Has estado a punto de matarte". Pero es todo real, yo no podría hcer como Nick Cave, que da la impresión de que lo tiene todo calculado y sabe cuándo se tiene que tirar, casi como en una coreografía. Iggy Pop, por ejemplo, está estupendo, pero hace el ridiculo; la gente de las filas de atrás alucina con su forma física y sale con ganas de verle otra vez, pero si estas delante, con los focos, ves a un hombre de cincuenta años haciendo el ridículo y sientes pena. Pero yo a Iggy Pop aún lo defiendo porque luego pones la tele y ves a Mick Jagger o a Keith Richards y lo único que siento son ganas de doblarme y empezar a vomitar. 
 

En tus últimas entrevistas has recalcado tu condición de artista de directo. ¿Es un sentimiento reciente?
No, en absoluto. Mi primer contacto con la gente fue en un concierto de 429 Engaños, y desde entonces hasta ahora no han cambiado mis motivaciones. Al comienzo, los pasos por los estudios eran tan efímeros que casi ni me enteraba, así que yo siempre he estado en esto para tocar. Una de mis mayores ambiciones es grabar en directo desde el mismo estudio, con una gran orquesta acompañándome, aunque supongo que tendría que ser fuera de España. No quiero morirme sin cumplir ese sueño. Lo que nunca haré es grabar en directo con público delante. Esa clase de discos son repulsivos, siempre acaban sonando a "Rock & Rios". 

 
¿Crees que España es un pais que trata bien a sus artistas?
No, en absoluto, me parece que es justamente al revés. Éste ha sido siempre un país de toreros y pintores. Algún cantaor de flamenco también, pero puntualmente. Ahora creo que ya ni pintores porque hay poco interés en el arte. En Europa se está volviendo hacia la derecha y hacia la creación de una policia internacional que defienda esos valores. Aquí estamos como con Franco. El poder prefiere que la gente se divierta con fútbol o toros porque son actividades de entretenimiento pero que tienen unas reglas de las que no se puede salir. Siempre me ha repugnado el concepto de arte subvencionado.

 
Pero cuando te contratan a nivel privado...
En ese caso es mejor, aunque ya no sabemos si nos llaman porque les gusta nuestra música o porque hay negocio. Los Chatarreros somos rentables en ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia y algo por Galicia. Además, a veces nos llama gente que sabe que va a perder dinero, como en Villena (Albacete), donde no creo que cubrieran los gastos y ya nos querían cerrar otra fecha. O como nuestro promotor mejicano, que nos invitó a dos "tours", uno acústico y otro con la banda al completo, que tuvieron éxito en locales medianos y, claro, si tienes que pagar el viaje a México a seis personas es imposible ganar dinero. Pero eso son cosas casi de mecenazgo. 

 
Mucha gente ha dicho que te va a favorecer la moda de los cantautores. ¿Te consideras un cantautor?
En el sentido estricto lo soy, porque canto lo que compongo, pero no me identifico con el término e incluso la palabra suena horrible. Cuando hablas de cantautor te imaginas a un tipo con una guitarra cantando canciones sobre ciertos temas delimitados que todos ya conocemos. Las etiquetasson buenas cuando uno se las inventa, o cuando sirven para divertirse, como un juego. Así yo puedo sentirme cantautor en el sentido en que lo es Alan Vega. Pero el caso es que hay etiqurtas como la de maldito, que pueden hacer mucho daño a un artista. 

 
¿Nunca has sentido la tentación de sacar un disco ocultando tu lado más inaccesible? Me refiero a algo así como un mini-LP con "Desde tu herida", "Dientes de mezcal", "Enfermo de ti", "Carta al cielo"...
Me encanta que las consideréi mis canciones más comerciales, pero no lo entiendo en absoluto. Las letras de esas canciones son muy duras, durísimas, de echarse a llorar. Mucho más duras que "Malsoñando", "Yo seré tu cancar" o "Muere-Mata". Además "Dientes de mezcal" es terrible, cuando tuve que grabarla en el estudio me eché a llorar y tardé un rato largo en recuperame. 

 
¡¿Cómo?! Pero si en la última entrevista que hiciste para RDL le dijiste a Diego Manrique que ya estabas insensibilizado respecto a tus canciones, que cantabas de todo...
Bueno, si no me insensibilizo puedo acabar como Concha Piquer, llorando cada vez que salgo al escenario, y eso es algo que no quiero. Lo que pasa es que, aunque yo soy muy folclórico, intento buscar trucos para evitar que ciertos pasajes de letras me traigan recuerdos de escenas o lugares que me hacen llorar. Tienes que protegerte. 

 
Vale, pero volviendo a lo de antes, con lo de comercial nos referimos a que el público agunta mejor las letras duras que los sonidos duros. Si mi madre pasa cerca de mi estéreo, prefiere oir "Desde tu herida" que "Canción pequeña II".
Hombre, lo que pasa es que la mayoría de las madres tienden a memorizar la letra sin darse cuenta de lo que dicen; creo que mi público presta atención a las letras y las intenta comprender. Mi público es muy diferente, sobre todo el que viene a los conciertos. Lo que ellos prefieren son las canciones que me permiten hacer surf por los monitores y acabar en el suelo dando volteretas. 

 
Ya, y a lo mejor ése es el púclico que cree que tú eres una especie de loco. ¿Crees que los artistas necesitan el desequilibrio? ¿Te consideras una persona equilibrada?
Yo conozco el límite entre mis equilibrios y mis desequilibrios, lo cual implica una cordura constante. Yo sé diferenciar entre la locura como actitud (utilizada de forma sincera o falsa) y la locura como enfermedad, que no tiene que ver con el arte. Sé lo que digo porque yo enfermé de locura una vez, y estando loco es imposible crear porque eres un enfermo. Si creas estando enfermo, tu obra no es real. Yo no busco autorealizarme, ni buscarme a mí mismo, ni entender mejor la religión ni nada en concreto. No busco la verdad en grandes letras de art decó, ni la verdad de la hoz y el martillo en gran escultura de hojalata. Sólo busco cosas como mirar las caras del público en las primeras filas y ver a alguien conteniendo las lágrimas. Les miro y digo: eso es verdad. 

 
Y, entonces, ¿qué diferencias ves entre mentir e interpretar?
no me gusta que un cantante me mienta, pero sí que me convenza de algo que es mentira. los artistas que se dicen buenos son siempre los peores y los que se dicen malvados son siempre los más tontos. Lo que pasa frecuentemente es que, al final, ésos que intentan mentir acaban diciendo la verdad sobre ellos mismos, aunque no lo sepan. 
 

 


 

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